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Trastorno Fonológico
Según el manual DSM-IV:
A. Incapacidad para utilizar los sonidos del habla esperables evolutivamente y propios de la edad e idioma del sujeto (por ejemplo, errores de la producción, utilización, representación u organización de los sonidos tales como sustituciones de un sonido por otro (utilización del sonido /t/ en lugar de /k/ u omisiones de sonidos tales como consonantes finales)).
B. Las deficiencias de la producción de los sonidos del habla interfieren en el rendimiento académico o laboral, o en la comunicación social.
C. Si hay un retraso mental, un déficit sensorial o motor del habla, o una privación ambiental, las deficiencias del habla exceden de las habitualmente asociadas a estos problemas.
Características:
Se caracteriza por la inadecuada producción o articulación del sonido. No puede atribuirse a anormalidades de la inteligencia, audición o defectos fisiológicos en los mecanismos del habla. De mayor a menos gravedad se encuentran las omisiones, sustituciones y por último las distorsiones; estas son muy frecuentes cuando los niños comienzan a hablar pero mientras los niños normales cambian rápidamente los errores, los niños con trastorno fonológico no.
Las alteraciones de los fonemas no son sistemáticas. Estos pueden ser repetidos correctamente en sílabas aisladas, pero alterados al integrarlos en palabras, sin un patrón definido, aumentando la dificultad con el número de sílabas. Es muy común encontrarse en la práctica con niños que tienen un habla ininteligible a los 4 o 5 años sin un problema estrictamente articulatorio. Son capaces de articular todos los fonemas del repertorio evolutivo de su edad en sílabas aisladas. Sin embargo, sus emisiones espontáneas no se pueden entender, porque sustituyen o alteran la secuencia de fonemas. Evidentemente, no podemos afirmar en estos casos que los defectos de pronunciación se deban a una imposibilidad de posicionar adecuadamente sus órganos de articulación.
Evaluación:
Los niños deberían recibir una valoración completa del lenguaje, ya que muchos presentan un trastorno asociado de la expresión gramatical. La inteligibilidad del habla puede verse comprometida además por problemas que no forman parte del trastorno fonológico: el acento, la entonación, tartamudeo, lenguaje confuso, condiciones físicas (trastornos orofaciales como la fisura palatina), enfermedades neurológicas o medicación psicotrópica (especialmente neurolépticos).
Etiología
En la actualidad, a pesar de los grandes avances alcanzados en cuanto a la caracterización y descripción de la sintomatología del trastorno fonológico en niños en sus distintos niveles (jerarquizados según las distintas patologías a las cuales puede estar asociado), la etiología del trastorno fonológico aún parece bastante difusa. Algunos investigadores la asocian a la presencia de un componente genético, basándose en la gran proporción de niños con familiares que padecen este trastorno u otro similar, mientras que otros postulan como posibles factores de riesgo un estrato socioeconómico bajo y el hecho de pertenecer a una familia numerosa.
Todas estas hipótesis convergen en signos que no son despreciables dentro del desarrollo psicosocial del niño, los cuales se manifiestan en dificultades para hacerse entender y exponer ideas propias (caso leve) e incluso para dar a conocer sus necesidades básicas (caso más grave), dentro y/o fuera del núcleo familiar. Como resultado, dichos obstáculos son los que podrían traducirse en problemas vinculados a habilidades de interacción social y desempeño académico.
Diagnóstico diferencial:
El proceso para realizar el diagnóstico diferencial consta de tres etapas:
1. Primero se debe asegurar que las alteraciones en la articulación de la palabra son lo suficientemente graves como para ser consideradas fuera de la normalidad y diferenciarlas de errores propios de los niños pequeños.
2. Debe determinarse la ausencia de enfermedad orgánica que produzca los errores en la articulación, descartando disartria, alteraciones de la audición y retraso mental. Son indicadores de disartria el babeo, las conductas motoras descoordinadas o lentas, la masticación y deglución anormal, proyección y retracción lingual lenta y torpe.
3. La expresión del lenguaje debe estar dentro de la normalidad para descartar un trastorno mixto receptivo-expresivo del lenguaje o un trastorno generalizado del desarrollo.